Publicado en Revista Madhouse el 7 de julio de 2016

Una pequeña parte de la inmensa discoteca de Flavio Casanova.

El living de Flavio Sarmiento cumple con toda la imaginería que uno podía esperar. Hay una biblioteca gigante por donde se esparcen colecciones eternas de CDs, libros, vinilos, videos y DVDs que se entremezclan con retratos de Eddie Cochran y de Gene Vincent. Y de Elvis, claro. En rigor, la artillería básica de todo aquel que se precie de ser un auténtico melómano. La misma que desde su adolescencia hizo que en algún momento se corra de lo que podría haber sido una vida común y corriente para dedicarse de lleno a la carrera de músico, y la que terminó convirtiéndolo en integrante de la primera auténtica banda de rockabilly del país. Los Casanovas largaron con los primeros albores de la primavera alfonsinista, aquella era que florecía a diestra y siniestra con una gama variopinta de bandas y solistas tras un invierno oscuro que había durado siete años y que, desde aquel nuevo under, se aprestaba a despegar hacia nuevos destinos que todavía no habían logrado ver la luz. A 30 años del aniversario del lanzamiento de Casanovas, entre café y medialunas, estuvimos con Flavio para celebrar el aniversario con un raconto detallado de los hechos que llevaron a la banda a grabar su disco debut, y para de paso repasar la historia de los Casanovas, la primera y única banda del estilo por estas tierras.

Supongo que como muchos de los músicos que formaron bandas en aquellos años, habías sido un fiel concurrente al legendario Café Einstein.
Así es. Fue en 1983, más o menos. Ahí conocí a muchísima gente, de los cuales la mayoría terminaron siendo músicos profesionales que después grabaron discos con bandas conocidas, como Soda Stereo, Sumo, Los Twist, Los Violadores, u otros melómanos con los que nos pasábamos horas y horas hablando. Y, fuera del Einstein, por entonces también conocí a Daniel Melero en Bunker Bar, en Belgrano, que era un lugar medio careta. Ese día había ido a ver a Los Encargados, que en ese momento tenían una onda Depeche Mode, pero del primer disco. Tanto mis amigos como yo teníamos los pelos medio parados, y se ve que a Melero le llamó la atención nuestro look, y terminamos generando amistad entre nosotros. De hecho fue en él en quien pensé como productor del primer disco de Casanovas, ya que me parecía que tenía otro criterio, y al mezclar ese criterio con el rockabilly podía llegar a generar un resultado distinto.

Al mismo tiempo todo eso coincidía con Alfonsín y la llegada de la democracia.
Sí, fue post-Alfonsín, pero todavía había algunos resabios de la dictadura. De hecho fui preso varias veces. Una vez me llevaron directamente del Einstein, y fue porque estaba vestido con antiparras, como uno de los integrantes de Devo, y salió Omar (Chabán) a gritarles “¡tomó una Sprite, tomó una Sprite!”

Pero todos esos habitués del Einstein eran básicamente porteños.
Claro, pero yo siempre fui platense. Había muchos músicos y bandas de rock, pero no había lugares, y tenías que salir un poco. Era como que había una revolución. Veníamos de la música de los ‘70s y en Europa y EE.UU. había habido un cambio grande con el punk rock, y yo, hasta es momento, en mis años de secundaria, escuchaba rock sinfónico, que era lo que había, y de hecho me sigue gustando. En lo que respecta a música, lo que es bueno, siempre lo escucho. Pero con la llegada de los Sex Pistols y los Ramones, a mediados de los ‘70s, cambió mucho. Aquí siempre llega todo tarde. Si el primer disco de los Pistols salió en el ’76, aquí se empezó a escuchar dos años más tarde, para la época del Mundial. Recordemos que había importación libre, y para lo único que sirvió fue para que los discos salgan baratos.

TENÍAMOS VARIOS GUITARRISTAS INVITADOS. EL PRIMERO DE TODOS FUE STU CAT (STUKA), QUE ERA AMIGO EN COMÚN DE LOS CHICOS, CON QUIEN HICIMOS LOS PRIMEROS TRES SHOWS DE LA HISTORIA.

Era éso o la difusión a través de algún programa de radio, o de alguna revista.
Claro, programas como El Tren Fantasma, o revistas como Pelo o Expreso Imaginario. O bien era comprar las importadas y de ahí sacar toda la info, ya sea en inglés, en francés, o lo que fuera. O por ahí llegaba alguna española como Vibraciones, que era la mejor, porque ahí escribían muchos de los que hoy hacen la revista Ruta 66.

Volviendo al Einstein, y siendo vos de la Plata, entiendo que cada fin de semana te trasladabas a Capital para asistir a los shows.
Tal cual.. Cada semana, ya sea para ver shows o para los ensayos. Me quería divertir. Recién había terminado de hacer el servicio militar, que me tocó en la época de Malvinas, pero no me mandaron allí. Tuve la suerte de poder hacerla aquí en La Plata. Y en una de esas tantas visitas, fui a un show de Los Violadores y Los Laxantes en un lugar que se llamaba El Reducto. Recuerdo llegar y ver a Fidel Nadal con una cresta, que por entonces no formaba parte de ninguna banda, y me dijo “te voy a presentar a un amigo”, y esa persona era Pablo Carmona, que luego fue el contrabajista de Casanovas. Ambos coincidimos que queríamos tener una banda de rockabilly, y él estaba sin cantante.

Y así se dio el génesis de Casanovas…
Algo así, y gracias a Fidel Nadal, que nos presentó. Si bien el verdadero inicio de Casanovas fue entre Pablo y el baterista, que ya venían con la idea de formar una banda que se llamaba Los Gatos Engrasados, que contaban con nombre propio, pero que jamás habían tocado en vivo. Pablo era el baterista y Claudio el cantante. Entonces me llamaron para que cante, y a partir de ahí le pusimos Casanovas, con sólo nosotros tres, y sin guitarrista. Todo eso en el ’83.

¿Y salieron a tocar como trío?
No. Teníamos varios guitarristas invitados. El primero de todos fue Stu Cat (Stuka), que era amigo en común de los chicos, con quien hicimos los primeros tres shows de la historia.

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¿Cómo es que llegó Stuka a una banda de La Plata? ¿Acaso no existían ya Los Violadores?
Lo que sucede es que Casanovas era una banda del barrio del Abasto. Ensayábamos dos o tres veces por semana, por eso viajaba tanto.

¿Escuchaste sobre el documental que se está haciendo de la historia de Cemento?
Sí, y la verdad, me hubiera gustado mucho que nos convoquen, porque tenemos mucho para contar sobre aquella época. O quizás la gente que organizó el documental no tenía información suficiente. Por lo que sé aparecen más bandas de fines de los ‘80s, que de principios de esa década. Y ya que estamos, también recuerdo el día que inauguraron Die Schule, donde tocó Casanovas y también Los Primitivos, todo en medio de una fiesta rockabilly.

Volvamos a los días de la formación de los Casanovas. Estábamos en el momento en que habían aparecido Pablo Carmona y Claudio, el baterista.
A Claudio lo había conocido en el Einstein, porque él estaba casado con una chica que se llamaba Analisa, que venía de la escena del punk nacional de la primera época, y en aquella ocasión yo había ido al Einstein a ver a su banda, que se llamaba Analisa y los Nipures, que tenían una onda rockabilly, pero más oldies. Y en primera fila estaba sentado Claudio Fernández, con un jopo gigante, que luego pasaría a ser Claude Cat en los Casanovas, y quien hacía todas nuestras letras. En verdad estábamos todos muy metidos en el punk rock y la New Wave, todo eso junto, pero en cuanto a rockabilly específicamente, aquí casi no existía.

OK, pero aún les faltaba el guitarrista…
Después de muchos cambios, finalmente en el ’85 apareció Daniel Ricci (Chirriante Ritchie), que era un viejo conocido de los días del Einstein, pero a su vez había ensayado en Los Gatos Engrasados con Pablo y Claudio, pero se ve algo había pasado entre ellos, y Ritchie quedó en situación stand-by. Entre tantos, en el ’83 también había estado Daniel Vásquez, que después fue guitarrista de la banda de country Max, donde tocaba el banjo, un guitarrista excepcional. Pero la banda sufrió una separación, y recién nos volvimos a juntar nuevamente en el ’85 aquí en La Plata. Y yo propuse la vuelta de Ritchie.

Ya llegaremos a esa parte. Hablemos de aquel primer recital de Casanovas.
Fue a fines del ’83, en Hollywood Disco, una discoteca que estaba debajo del puente Avellaneda, a media cuadra de la Av. Mitre. El grupo formaba con Claude Cat en batería, Pablo Carmona en contrabajo, Stuka en guitarra, y yo como cantante. Tras mucho ensayar finalmente lo conseguimos, salvo que se gestionó a través de un show que se llamaba Electra Magic Show, que si mal no recuerdo era una compañía francesa, que bailaban con ‘Stray Cat Strut’ de los Stray Cats de fondo, y música New Wave. Se vestían tipo sado, y en el intervalo, mientras se cambiaban de ropa, aparecimos nosotros haciendo tres temas. Nos pagaban muy bien, aún cuando nunca antes habíamos tocado en vivo.

ES QUE NOS PASÓ ALGO INCREÍBLE. SALIMOS A ESCENA, ¡Y DEJÓ DE FUNCIONAR EL SONIDO! NUESTRO SHOW DEBUT, Y NO HABÍA SONIDO. EMPECÉ A CANTAR Y NO SONABA NADA. SE VE QUE EL TIPO QUE OPERABA EL SONIDO ESTABA HACIENDO ALGO MAL. Y DE REPENTE, TODO RÁPIDO, VOLVIERON A APARECER LOS BAILARINES EN ESCENA, Y NO PUDIMOS TOCAR.

¿Y cómo fue que terminaron haciendo de interludio en un show de esas características?

Es que Analisa, la esposa de Claude, que usaba los pelos parados, tipo Wendy Williams de los Plasmatics, cierta vez iba caminando por la calle Florida, y su look le llamó la atención a esta gente del Electra Magic Show, que justo pasaban por ahí. La pararon en la calle a la altura de la Galería del Este, y terminó diseñándoles toda la ropa de cuero para su show, y al mismo tiempo les comentó que conocía una banda que podía resultar buena para agregar a su espectáculo, y les sugirió que, mientras se cambiaban, tal vez podían ponernos. Terminaron viniendo a ver uno de nuestros ensayos, que se hacían en una pieza en la casa de Pablo. El amplificador de la guitarra era una radio, no teníamos equipos. El contrabajo, la guitarra y la voz al aire, sin más. Todos con un look impresionante, y yo cantando tirado en el piso para ellos, como si fuera Iggy Pop. Y terminaron interesándose en nosotros.

Si ya tenían semejante imagen para el día que fueron a conocerlos, me imagino que se habrán producido muy estéticamente para el show mismo.

¡Sí! Stuka por entonces tenía una cresta, o casi una cresta, en la parte rasurada de los costados de la cabeza. Se había hecho flamas, se las había dibujado, ¡rojas y amarillas!

Pero cómo, ¿acaso Los Violadores habían dejado de existir?
No, pero en ese momento habían sufrido una separación. De hecho yo los venía viendo desde el ’82.
Volvamos a ese histórico primer show, si te parece.

Es que nos pasó algo increíble. Salimos a escena, ¡y dejó de funcionar el sonido! Nuestro show debut, y no había sonido. Empecé a cantar y no sonaba nada. Se ve que el tipo que operaba el sonido estaba haciendo algo mal. Y de repente, todo rápido, volvieron a aparecer los bailarines en escena, y no pudimos tocar.

¿O sea que tuvieron que volverse a casa después de su primer show sin haber podido tocar? ¿Hicieron un show-no show?

Exactamente, fue un show no-show. Eso había sido un viernes. Pero igual nos pagaron. De hecho nos habían contratado por tres shows. Y entonces al otro día, el sábado, fuimos a hacer el show con la misma gente del Electra Magic Show, pero en Airport, en la Av. Cabildo. Y ahí sí pudimos tocar finalmente, y ante mucha gente.

¿Los temas de aquellos primeros shows siempre fueron tres?

Sí, ‘Modelo del Cincuenta y Seis, ‘Evasión’, que luego iban a ser grabados en nuestro primer disco, y una canción llamada ‘Los Gatos Ardientes Se Rockean en la calle Corrientes’, que nunca se grabó (Guitarra en mano, Flavio se pone a tocarlo y cantarlo para el entrevistador y la fotógrafa, indicándonos que vamos a tener la oportunidad de escuchar una canción que jamás hicieron, salvo en aquel show debut). Al otro día, domingo, volvimos a Hollywood Disco, pero esta vez sí tuvimos sonido para tocar. Y de ahí más nos empezó a ir muy bien.

¿Y por qué no se quedó Stuka en la banda?

Es que un día nos dice “che loco, me encanta tocar con Uds., pero Mundy (N. de la R.: el legendarip mánager de Los Violadores) va a juntar a la banda de nuevo porque va a salir el primer disco” Por lo que desde fines del ’83 hasta casi mediados del ’84 nos la pasamos buscando guitarrista, y pasaron varios por nuestros shows. Es más , ensayábamos sin guitarrista. Hasta que apareció Dany Vázquez (Kuerdas Locas Kid), que era músico profesional, y ahí el grupo empezó a levantar. Solíamos tocar mucho en el Stud Free Pub, y entre el público siempre lo podías ver a Luca Prodan, etc. Iban todos a vernos.

Los Casanovas fueron absolutamente innovadores en la escena nacional en estilo y en imagen. Entiendo que no hubo nada antes así, y que Uds. fueron la primera banda local de rockabilly, ¿verdad?

Claro, antes no hubo nada. O tal vez hubo alguno que nunca llegó a conocerse. Pero que se haga conocido y tocara en Capital, no había habido nada antes. Por ejemplo, a fines del año pasado estuvieron promocionando a Johnny Tedesco en España como el ‘pionero del rockabilly argentino’, pero digamos la verdad, él no hacía rockabilly, él venía del Club del Clan. Aparte nosotros fusionábamos el rockabilly con New Wave, con after punk, con el dark, y eso es lo que hizo que el primer disco de Casanovas sea bueno, y que perdure en el tiempo.

¿Los miembros de Casanovas compartían los mismos gustos musicales?

En mi caso, a los 6 años escuché a los Beatles por primera vez, y a partir de ahí empecé a investigar todo lo que sea rock’n’roll., o rock, y vas para atrás, y conocés a Elvis, Buddy Holly, a Gene Vincent, a Eddie Cochran, etc. Y después comenzás a relacionar y descubrís que Sid Vicious cantaba ‘C’Mon Everybody’ y ‘Somethin’ Else’ de Cochran.

Es que la influencia de Eddie Cochran en el punk es clarísima, fundamental.
Seguro, en los años ’50 Cochran usaba bajo en lugar de contrabajo, y lo tocaban con púa, como después lo hicieron los Ramones, o los Pistols. O Link Wray, de cuya forma de tocar la guitarra le afanó Townshend, Jimi Hendrix, Steve Jones, muchos más. Porque el que inventó el power chord fue Link Wray.
¿Cómo se las arreglaban para componer a nivel grupal?

Generalmente lo que sucedía era que las letras eran todas de Claude Cat, que se las llevaba a Pablo, y sin guitarra, trataban de armar las bases, y después me las pasaban a mí. Esto fue una pelea de siempre. Ellos siempre decían que eran los autores de las canciones, los Jagger /Richard de Casanovas, pero yo metía mucho arreglo, mucha influencia, y les llevaba música, porque el que coleccionaba música era yo.

Entonces vos venías a ser como el Brian Jones del grupo…

Puede ser, lo que pasaba era que como yo era el cantante, la gente siempre se queda con esa imagen, aunque no haya sido el líder de la banda.

OK volviendo a los años de formación del grupo, había llegado Ritchie …
Ritchie llegó a comienzos del ’85, y fue muy importante. Pero antes estaba Dany Vázquez. Y fue en ese momento que un amigo de aquí de La Plata, que se encargaba de hacernos el sonido en los shows, estaba encantado con la banda y nos propuso que él quería poner el dinero para que grabáramos un disco. Contrató un estudio, empezamos a grabar, hicimos algunas tomas, y solamente faltaba grabar la voz. Teníamos sólo una voz de referencia grabada con un micrófono, y que sonaba como si fuese una radio Spika. El estudio quedaba en la Av. Santa Fe, arriba de la galería Quinta Avenida. El día que finalmente me tocaba grabar las voces, un rato antes me llevaron a un bar de a la vuelta, en la calle Talcahuano, y me dijeron que no querían que esté más en la banda, que ahora querían ser sólo tres, que deje de ser su cantante porque se les había ocurrido hacer un trío al estilo Stray Cats. Y justo ese sábado teníamos un show con Sumo en Unione e Benevolenza y, si bien ya no formaba parte de la banda, había buena onda entre nosotros, por lo que igualmente fui a verlos. Y al llegar me lo encuentro a Daniel Melingo, que me dice “Flavio, Flavio, ¿qué temas de Eddie Cochran o Gene Vincent van a hacer hoy?”Y le comuniqué que no estaba más en la banda. “Me dijeron que no cante más”, le dije (risas) Y así hicieron el show los tres, y bajo el nombre de Casanovas.
Supongo que eso te hizo sentir raro…

Desde ya. Ese show había sido un sábado y al lunes siguiente me levanté pensando “no, no puedo quedarme sin hacer nada” Casanovas había logrado un nombre en 1 año y ya me había hecho muy conocido en la escena under. No podía quedarme así.

Flavio rockeando junto a Madhouse en el Pasaje Dardo Rocha, La Plata.

Y aparte habrá sido muy raro que de repente desaparezca de escena el cantante del grupo…

Claro, aparte yo le ponía mucha imagen. Era como una especie de Iggy Pop, o Lux Interior de los Cramps, ése era mi estilo. Me tiraba al piso, me colgaba del techo, o me tiraba al público. Los demás eran más tradicionales, pero después se fue poniendo de moda la música de The Cure, Psychedelic Furs, Echo and the Bunnymen, etc., y todo eso. Como sea, no podía seguir así, entonces me dije “OK me voy a buscar otros músicos y armo otra banda”, con ese poder de decisión. Había dejado todo por la música, incluso largué la Facultad en cuarto año, donde estudiaba Diseño Gráfico. Entonces ese lunes me fui hasta Capital para ver si lograba encontrar nuevos músicos, pero no se me dio, y decidí volverme a casa. Me tomé el subte hasta Constitución, para después tomarme el tren hasta La Plata, y cuando estoy ahí alguien me toca la espalda, y era Claude Cat, el baterista de Casanovas. Le conté que había ido hasta la ciudad para buscar nuevos músicos de sesión, en el estilo Robert Gordon. Y Claude me pregunta: “¿No necesitás un baterista? El otro día, cuando terminamos de tocar, nos peleamos y nos separamos” Entonces les propuse que al domingo siguiente esa vez vengan ellos hasta La Plata para proyectar cómo iba a ser la nueva banda.

Le había pasado exactamente lo que te había pasado a vos unos días antes.

Tal cual. Fui a esperar a Claude ese día a la parada del colectivo de Plaza Italia, aquí en La Plata, y junto a él estaba Analisa, su mujer, y Pablo Carmona, todo maquillado y con el pelo enjabonado tipo The Cure, que me pidió si podía tocar conmigo.

O sea, unos días antes te habían echado, ¡y ahora eran ellos los que te pedían tocar con vos!
No no, había buena onda. Bueno, sí, ¡fue así! (risas) Y pensé que por primera vez era yo el que tenía la sartén por el mango, y que iba a ser yo el que iba a proponer al guitarrista, y lo que teníamos que hacer. En definitiva, volvieron los dos que habían formado la banda conmigo, porque antes que llegue yo, la banda no se llamaba así. El nombre se lo pusimos Claudio y yo por el título de una canción de Bryan Ferry, ‘Casanova’, del disco de Ferry ‘Let’s Stick Together’ del año ’76, ese que tenía a Chis Spedding en guitarra, y a los dos nos gustaba el glam rock, David Bowie, Ferry, T.Rex, etc., y al mismo tiempo escuchábamos a los Stray Cats, que cantaban “I’m a feline casanova” en ‘Stray Cat Strut’. Claudio me propone que le pongamos Big Ben y los Casanovas, y yo preferí que sea Casanovas a secas, porque sonaba más universal.
Pero aún seguían sin guitarrista…

Ellos insistían que no había nadie mejor que Dany Vásquez, pero yo les insistía con Ritchie, que sabía muchísimo de música, y que era tan melómano como yo. Y finalmente entró Ritchie, y la banda comenzó a sonar diferente, y mezclábamos punk y alter punk con rockabilly. Los pibes no se daban cuenta que así era mejor. Y entonces fuimos a tocar con Ritchie al Stud Free Pub, nuestro primer show con él, en el ’85, con temas ensayados, incluso había dos temas de él que eran alucinantes. Uno se llamaba ‘Cruda Psicosis Urbana’, que era impresionante, medio psicodélico, pero que nunca grabamos. Para ese show Richard Coleman le había prestado a Ritchie el Marshall. Tocábamos los domingos a las 8 de la noche, y el público era mayormente de músicos. Coleman, Andrés Calamaro, Soda Stereo, los Cadillacs. Se juntaban todas las tribus. Los punks, los mods, los ska..¡Estaba buenísimo! Se llenó. A la semana siguiente tocamos con Ritchie en San Telmo, en un lugar que se llamaba El Reducto.

¿Y los otros músicos de la banda ya se habían quedado conformes con lo que hacía Ritchie?

Ya les había empezado a gustar. Es que ellos tenían en mente el sonido Stray Cats, y yo quería otra cosa. Y así nos pasamos todo el año tocando. Y en diciembre, en otro show en el Stud, viene Pablo Carugatti, que había sido manager de Virus en la época de ‘Wadu-Wadu’, y amigo de la infancia de Claude Cat, y a él lo acompañaba el que era Director Gerente de RCA-BMG. Y al finalizar el show se nos acercó para decirnos que le había gustado el show, y nos ofreció firmar contrato para grabar un disco para la compañía. ¡Yo no lo podía creer, poder grabar un vinilo para el mismo sello de Bowie, de Elvis, de Robert Gordon!

¿No habían grabado ningún demo para entonces?

Diste en la tecla, porque cuando se nos acercó esta persona de RCA, nos ofreció grabar un demo con una o dos canciones, para que él pueda acercarlo a RCA y de ahí en más firmar un contrato. Entonces volvimos al mismo estudio que habíamos grabado antes, el que estaba en Sta. Fe y Talcahuano, pero esta vez lo hicimos con Ritchie, y además con Dany Vázquez, por lo que en el demo hubo dos guitarristas. Pero grabamos una sola canción, ‘Modelo del Cincuenta y Seis’, que no sé si incluso no era mejor que la versión que salió en el disco.

¡Y así finalmente llegó el ansiado momento en que Casanovas iba a grabar su primer disco!

Sí, pero en un ensayo poco antes de firmar el contrato, llega Ritchie y nos dice “chicos, tengo una mala noticia, estuve en lo del médico y me dijo que si sigo tocando de noche me voy a quedar ciego” ¡Decía que veía al diablo de noche, cosas así! Y nos dice que no va a tocar más. ¡Y nos quedamos sin guitarrista! Y para colmo nos habían dicho que teníamos que ir a firmar el contrato el 15 de enero, y estábamos solamente nosotros tres, sin Ritchie o Dany Vázquez.

¿Justo cuando tenían que firmar el contrato con RCA y grabar el disco?

Justo en ese preciso momento se va Ritchie, que ya era figura principal en la banda. A punto de grabar el disco, ¡y no teníamos guitarrista! Era desesperante. Entonces nos dijimos “bueno, no sé, invitaremos músicos y listo” Pero en ese entonces, en cada uno de nuestros recitales, siempre aparecía parado en primera fila un tipo que era igualito a Sid Vicious, con la misma cara, corte de pelo, y con la cadena en el cuello. Le encantaba la banda, siempre me lo decía al final de los shows, pero el tipo era punk, no estaba en el rockabilly. Y tiempo después fui un día a ensayar a la casa de Pablo, como siempre, y ahí estaba Sid Vicious, pero con 16 años. Y Pablo me dice “Carlitos va a ser el guitarrista de la banda” Se llamaba Carlos Cruzado, “¿Pero sabe tocar?”, le pregunté. “No, poco, pero le estoy enseñando”, me contestó Pablo. Pero claro, Carlos tenía una imagen impresionante. Y a mí me gusto eso de tener una banda con tres integrantes con look rockabilly, y un punk. Nuestro primer show con él, con Sid Casanova, fue en la Esquina del Sol, que compartimos con los de Pelvis, que recién habían salido. Lo que deja en claro que antes de Casanovas no había habido ninguna banda de rockabilly. Pero muchos fans que nos seguían, amantes del rockabilly, se encontraron con un sonido distinto, y nos dijeron que nos les había gustado. Pero después de eso, en un show en el Stud Free Pub, el lugar terminó explotando y a la gente finalmente le encantó como tocó Sid.

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Bueno, ahora sí estaban en condiciones para ir a firmar el contrato…

Sí, fuimos los cuatro a RCA a firmarlo en febrero del ’86,. Como Sid tenía 16 años, tuvo que acompañarlo el padre. Y en marzo de es año fuimos al estudio Panda, el mejor estudio, para grabar el disco, y con Mario Breuer, el mejor de los técnicos. Y yo traje a Daniel Melero para que lo produzca. Grabamos el disco durante todo marzo. Justo antes de nosotros, de 3 a 7 de la tarde, Sumo grababa ‘Llegando los Monos’, y de 8 a 12 Casanovas. Y yo tenía la costumbre de llegar siempre un poco antes, por lo que pasaba tiempo con los de Sumo. Y una vez le pregunté a Luca si tenía ganas de escuchar lo que estábamos haciendo. Y le hice escuchar ‘Otro Sueño Muerto’, que quedó fuera del disco, y recuerdo que Luca decía “¡qué buena esa canción Otro Sueco Muerto!” (risas)

En el disco hubo varios músicos invitados, ¿no?

Sí, hubo varios, eran todos amigos nuestros. y querían grabar con nosotros. Está Daniel Melingo, que grabó el saxo en ‘Ella es un Aguila’, en saxo y clarinete, Pipo Cipolatti en guitarra, Andrés Calamaro en piano, Gamexane también en guitarra, y Marcelo Pocavida, que hizo los coros en ‘Vacaciones en la Costa’. Y el día que me llamó Pablo para avisarme que el disco ya estaba listo, que ya había sido mezclado, me fui hasta el estudio con un cassette Maxell de metal, y me grabaron el disco directo de la cinta. ¡No sabés lo que sonaba! Quiero decir, antes que sea prensado, porque después de hacerlo, el vinilo pierde un montón de calidad de sonido. Finalmente el disco fue editado el 14 de junio de 1986.

Que es el motivo principal por el que estamos haciendo esta nota…

¡Por supuesto! Tendríamos que seguir con todo lo que pasó desde marzo del ’86 hasta octubre, o sea, desde el pináculo, ¡hasta la caída de la banda! ¡Y todo en cinco meses, loco! Sale el disco, e instantáneamente nos empiezan a pasar mucho en la Rock and Pop. ¿Te acordás de lo del ranking Rock and Pop? Nos pasaban muchísimo, junto a los Fricción, Soda Stereo, Virus, Riff…

Es que en esa época sonaba mucho rock nacional en las radios…

Fue la segunda revolución del rock nacional. La primera fue la de Manal, Spinetta, etc. Y nuestro disco ascendía cada vez más, principalmente con ‘Modelo del Cincuenta y Seis’ Aparte íbamos a tocar a todas las discotecas, y siempre aparecíamos en televisión. Nos iba fantástico. Hasta recuerdo el día que Andrés Calamaro me pidió tocar con nosotros.

¿Calamaro quería unirse al grupo?

Sí. Me preguntó “puedo tocar con Uds.? ¿puedo ser un Casanova?” Después de la grabación del primer disco, yo solía ir mucho a su casa, y de ahí nos íbamos juntos a comprar discos, y él siempre me consultaba qué álbumes comprarse. Yo le sugería Tom Waits, Cramps, Dream Syndicate, etc. Y Andrés siempre me imploraba que quería ser un Casanova. Y yo siempre le contestaba “mirá Andrés, conmigo no tenés problema, preguntale a los pibes, pero para mí te van a decir que no” Cuando se lo consulté a Pablo y Claudio, me dijeron “no, no es rocker” “Pero miren que me dijo que ponía temas, eh”, les comenté. Pero ellos no querían saber nada. Eso sí, tocó mucho como invitado, recuerdo en un show en Rosario, y en la transmisión del Día de la Primavera en el programa de Badía.

¿Qué recordás de la presentación oficial del disco?

Fue a mediados de año en Palladium, y estuvieron todos los invitados, y también se sumó Sergio Rotman en saxo. Esa noche hicimos cuatro temas nuevos que no estaban en el disco, y que eran muy dark. La gente no los entendió.

Fue una buena época…

Sí, pero fue ascenso y caída. Ese mismo año, un día viene Claudio, no sé si se había estresado o qué, y nos dice que no va a seguir tocando. No sé si se habría peleado con Pablo, o qué pasaba, pero si fue así no me lo habían comentado.

¡Al final eran todos unos saboteadores!

Auto-saboteadores, pero no en mi caso. Yo siempre iba para adelante. Por eso ahora cuando alguien se acuerda de Casanovas, se acuerdan principalmente de mí. Sid era como yo, siempre positivo, por eso es que hoy día sigue tocando con su banda, Sid & Campeadores, y está muy bueno lo que hace. En cambio Pablo hace jazz, y Claudio no toca más. Y tuvimos que hacer un cambio, y nos separamos en el mejor momento. Antes de separarnos, cuando llegamos al puesto 8 del ranking de Rock & Pop, recibimos una llamada telefónica de Daniel Grinbank diciéndonos “si me hacen el jingle, los pongo en el primer puesto” Lo que significaba mucho laburo y quedar como una súper banda, pero alguien del grupo se negó a hacerlo, diciendo que hacer jingles no era cosa de rockers. Llegamos a hacer uno en la casa de Calamaro en una portaestudio de 4 canales estilo Cramps, pero a los de Rock and Pop no les gustó, y nos bajaron de un plumazo. Nos sacaron de todos los rankings, perdimos las notas en las revistas, etc. Y todo eso en apenas 2 meses, algo increíble.

¿Y cómo decidieron seguir adelante?

Recuerdo que ese enero de 1987 tocaba Pelvis en un lugar llamado La Cama, que quedaba en Bulnes casi Av. Córdoba, voy y veo entre el público a un pibe con pecas y un jopo grande medio colorado, parecía Brian Setzer, y me dice que tocaba la batería. Estoy hablando de Ed Cabrón (Eduardo Crocco) Lo llamábamos Ed porque tenía la cara larga como Mr. Ed. El sobrenombre se lo había puesto Alejandro Taranto.

¿Fue ahí cuando, ya con nuevo baterista, salieron a grabar el segundo disco?

Tuvieron que pasar cuatro meses hasta que pudimos armar la banda nuevamente. Por esa época yo estaba mucho con el rock americano, con Dream Syndicate, Tom Petty, todo lo que era el Paisley Rock, cosas así. Y al nuevo baterista también le gustaba mucho ese estilo, por lo que la banda se tornó un poco más rock americano, mezclado con los Stones. También habíamos incorporado un guitarrista de Bahía Blanca llamado Luc Lucas (Juan Pablo Lucas), que tocaba con slide, y bastante blues, tipo ZZ Top. Y entonces teníamos un sonido más duro, más americano, con dos guitarras en lugar de una. Ya para el mes de marzo teníamos armada la banda, pero durante todo 1987 tocamos una vez sola. Fue en Waikiki, que quedaba en San Telmo. Y tocamos todos los temas del primer disco, pero con un sonido más rock, más stoniano, más blues y rhythm and blues, un sonido más americano. Y también hicimos una fiesta privada aquí en La Plata.

¿Y cuándo llegó finalmente el segundo álbum?

Nosotros habíamos firmado contrato para hacer tres discos en 3 años. Yo estaba cantando mucho mejor, había empezado a estudiar canto lírico. Pero el público se había quedado con nuestra imagen del primer disco, y nosotros queríamos evolucionar, hacer cosas nuevas. Y nos pasamos todo el ’87 ensayando, y de repente nos dimos cuenta que se terminaba el año y todavía no habíamos grabado el segundo disco. Y fuimos hasta RCA para recordárselo.

¿Cómo, no los llamaron ellos?

Para nada, se hicieron los boludos. Y eso que habíamos vendido muchísimo con el primer disco. A mí me dijeron que vendimos fácil 150.000 discos, en ese entonces se hacían tiradas así. Por eso ese vinilo anduvo por todos los países. Hay gente que lo ha visto en Londres, en Francia, en Japón. De hecho hoy día es disco de culto en Europa. Fuimos a la compañía y, como era época de fin de año y fiestas, nos dijeron que volviéramos recién después del 15 de enero. Y entonces fuimos después de esa fecha. Al llegar nos dicen “el nuevo gerente artístico de la compañía los va a recibir”, y terminó siendo Jorge Alvarez.

¿El de Mandioca?

Tal cual, el creador del sello Mandioca. Y Alvarez saca una planilla y nos dice que habíamos vendido nada más que 2.500 discos. Un robo absoluto. Vendían discos por izquierda, de hecho tenían la prensadora. “Con este número no podemos hablar”, nos dice Alvarez. Y yo empecé a montar en cólera. Nunca fui así, pero ese día fue más fuerte que yo. Le habíamos llevado un demo con tres temas nuevos, que había producido Fernando Goin, y que incluía ‘Huyendo de la Ley’, la primera canción cuya letra y música era toda mía. Alvarez nos dijo que no acostumbraba a escuchar los demos delante de los músicos, pero que, ya que habíamos ido hasta ahí, esa vez iba a hacer una excepción. Lo escuchó y nos dijo, “está muy bien tocado, muy bien cantado, pero esto no es un hit. Yo necesito cosas que canten las hinchadas de fútbol. Aprendan de los Cadillacs” Yo era amigo de los Cadillacs, pero eso no era lo nuestro. Y Alvarez siguió: “Yo vi en España a los Stray Cats con Madness, y cuando tocó Madness la gente estaba enloquecida” “Sí, pero Ud. me está hablando de una banda en la que tocan como diez, yo soy fanático de las dos bandas. Ud. no puede hacer esa comparación, me extraña, Ud. que sabe tanto ¿Y Ud. es el que produjo a Manal? La verdad, no lo puedo creer” Y ahí me empecé a calentar y literalmente le dije “Mre, nosotros somos rockers y hacemos la música que se nos canta las pelotas” Y Avarez me contesta “A mí quéme vas a venir a decir, yo inventé a Mecano” Y le seguí diciendo de todo. Y cuando salimos de su oficina, Pablo estaba preocupado, me dijo que lo que le había dicho a Alvarez nos iba a terminar arruinando.Pero me había calentado de en serio y, la verdad, no me arrepiento. Pero así y todo nos dijo que nos iba a dar otra oportunidad.

¿Después que casi lo mandaste al carajo?

Sí. Nos dijo que nos daba la última oportunidad. “Les pago el estudio Panda, y grábenme tres temas. Si con esas tres canciones me convencen, les grabo el segundo disco” Ya teníamos el contrato firmado, pero nos salió no sé con qué cláusula, y bueno. Y grabamos los tres temas, pero no eran para que los cante la hinchada, como pretendía Alvarez, era rock’n’roll en serio. No rockabilly, sino puro rock’n’roll. Alvarez nos había dicho que volvamos a verlo con el demo el 15 de febrero.

¿Y esta vez lo convencieron?

Es que cuando fuimos aquel día, nos acompañó nuestro amigo Eduardo Barone, que era cuñado de Pablo, y que también alguna vez había sido guitarrista invitado del grupo, y que en ese momento estaba trabajando en las discográficas y nos ofreció darnos una mano. Y al llegar a RCA nos encontramos con que Alvarez no estaba más, y el que lo reemplazaba no le dio bolilla al nuevo demo, y aceptó que ya teníamos contrato firmado, y que eso significaba que teníamos que grabarlo. Y entonces fuimos a grabarlo en marzo de ese año, en 1988.

Lo que derivó en ‘Somos Nosotros’…

Sí, invitamos a Calamaro y al Gonzo Palacios en saxo. No sabíamos que cover grabar, si ‘Brown Sugar’ de los Stones, o ‘Green River’ de Creedence, o ‘Get Ready’ de Rare Earth. Y yo no quería saber nada con grabar ‘Get Ready’. Así que terminamos grabando ‘Brown Sugar’. Y para esos días también firmamos contrato con Rodríguez Ares Producciones. Luego de un par de shows en el ’88, incluyendo uno apoteótico en Cemento, presentamos el disco en Prix D’Ami el jueves 8 de julio de ese año. Pero al domingo siguiente, exactamente 1 día antes que salga a la venta el LP, sufrimos una gran desgracia con la muerte de Ed Cabrón, nuestro nuevo baterista, por inhalación inconsciente de monóxido de carbono mientras se duchaba en su casa.

Sin duda tuvieron mucha mala suerte.

Tuve que salir a buscar baterista durante casi todo lo que restaba del año, conseguimos un par, con los que tocamos cuatro o cinco veces más, entre los que hubo uno de sesión que se llamaba Javier Gelman, que había entrado en agosto, y que le gustaba el jazz y tocaba tipo Billy Cobham, pero que no sabía nada de rockabilly, y encima a fin de año Pablo nos dijo que no quería tocar más. Pero yo no abandoné al grupo. Yo ya tocaba la guitarra y componía, pero las pocas veces que el disco fue tocado, en lugares grandes y con mucha gente, sonábamos como una aplanadora.

¿Así y todo siguieron?

En noviembre del ’88 se fueron Pablo y Luc Lucas, pero sí, seguimos. Repatrié a Ritchie a fines del ‘89. Quedaron Sid, Ritchie, un baterista que se llamaba Ariel Rebel (Ariel Viroti), que ahora vive en Italia y toca guitarra de rockabilly, y Toto Casanova (Gustavo Martín), un contrabajista amigo de La Plata que tenía mucha imagen, y yo. En 1999 se rearma el grupo, entonces, con Claude Cat Casanova en batería, Sid Casanova en guitarra, un bajista de Avellaneda, y yo. Pero luego Sid se aleja y en su lugar entra para un par de shows John Mc Innerny. Seguimos tocando durante el ’89 y el ’90, pero al no tener productor, éramos de vuelta algo muy under, hasta que cerramos la banda, y ahí sí llegó la separación definitiva. Y ya para 1991 armé Silverados junto a un contrabajista y un baterista desde ’91 al ’95, y después vino el resto de las bandas. Historia del Crimen entre el ’96 y el 2005, King Country del 2006 al 2008, paralelamente con Taboo, que llegó hasta el 2010. Luego, en 2008, Joy Collision (tributo a Joy Division), después la Flavio Casanova Rockaband, del 2009 al 2015, y actualmente con el Flavio Casanova Trio.

Creo que nos diste la historia completa, no faltó detalle.

Entera, entera. Es que yo me acuerdo de todo. Soy un tipo raro, siempre tomé solamente agua.

(Todas las fotos por Cristian Fieiras, excepto fotos de archivo: material de Flavio Casanova)

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